Imaginar la Modernidad como placer




..."Y lo que se denomina "cultura" no es más que un puzzle sin coordenadas de hallazgos de todo tipo, imposibles de jerarquizar y difíciles de juzgar (...) La modernidad es un no-sistema cuya regla es la indeterminación, la provisionalidad y la parcialidad.

(...)

Es algo afín a la espectacular experiencia de una explosión. Ante la ausencia de polos magnéticos "fuertes", la realidad se disgrega, dibujando una galaxia de tasquiles de trayectorias imprevisibles. Esas trayectorias son los graffitti en los que se inscribe el código de lo moderno. Ante una mirada no velada por pávidos prejuicios, esos graffitti no son sin embargo simples e insensatos garabatos. La modernidad se cumple también en el trabajo de cotidiano que fija esos graffitti y hace de ellos figuras significantes. Es un trabajo anómalo: porque no trata de organizar una vez más esos rastros en sistemas ordenados y completos. Simplemente los fija y los coloca, los unos con los otros, en una constelación según combinaciones distintas, mudables, a veces contradictorias y en cualquier caso capaces de convivir. Cada tasquil participa de más de una constelación y en cada una encuentra su significado. La suma, vertiginosa, de estas adquisiciones de sentido, dibuja una red de nexos que mantiene unido el mundo sin que nada consiga dominarlo pero sin que nada consiga realmente dispersarlo. La organización de la modernidad es una organización "débil", pero no es la ilusioria tapadera de un inconfensable caos".

(Alessandro Baricco, El Alma de Hegel y las Vacas de Wisconsin)

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