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Mostrando las entradas de agosto, 2008

Yo creo en otra belleza

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Yo creo en otra belleza. Y niego eso que llaman bello y es producción en serie, y es creación de los medios, y es consumo masivo inconsciente. Y rechazo teñirse el pelo rubio, y caminar con la masa porque sí, y poner buena cara a la fuerza, y gustar de los cuentos que terminan con “y se casaron y fueron felices para siempre”. Yo creo en otra belleza. Yo creo en la belleza de un beso húmedo de deseo, en la belleza de la nariz que no está operada, en las caras que no salen en la TV y cuyos gestos de dolor, de asco, de candor, son. Y me gusta el pelo teñido azul o rosa, al modo decadentista, o los bigotes de Dalí o de cualquier otra vanguardia histórica. Yo creo en las historias cuyos finales no son predecibles, y que la belleza vive en el asombro de encontrar la belleza al modo propio, creo en el silencio de un cuarto semi vacío, una vez que ya el mercado se ha llevado su feria perversa de luces vanas.

Flores para el funeral

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Cuando empecé este blog, lo hice escribiendo muchos poemas que se trataban sobre el inmenso amor que Mauro y yo nos teníamos. Con el transcurso del tiempo, él se transformó -en palabras de Omar Lara- en mi añorado . Ahora que todo ha terminado, que ya está muerta esa parte de mi escritura y de mi vida, quiero cerrar el ciclo publicando este poema.

Rito Fúnebre

La muerte de cáncer en medio de la cascada de flores y yo grito en la canción rusa hay un monstruo dulce en mí. Abro las ventanas y entra el frío He roto las fotos con su rostro y hago una pira con los restos. Ya no lloro al muerto dejo ir su cuerpo sabiendo el agridulce color del fuego del desierto.

Tibio

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Tengo sueño por el ravotril pero mi pecho es tibio cuando respiro sus nombres y todo lo que ha sido arrancado de mí se llena de algodones rosa o cojines de terciopelo negro o pelitos de nuestros perros pequeñas muestras de que la suavidad del cielo del viento viene en cuerpo de amigos.

Imágenes del Invierno

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Un frágil hilo de esperanza Una hembra grávida de ilusiones muertas Una casa llena de heridas que hablan su idioma lánguido y arrastran hacia el lila al amo. Un cuarto obscuro a las 5 y 20 de la tarde Una mujer calva que padece frío El hambre solo del niño al que su madre le niega el seno. El suspiro del que se resigna La entrega del sepulcro y el grito en el silencio del árbol que cae muerto y deja frutos y pajarillos huérfanos en su camino a ser leña.