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Mostrando las entradas de septiembre, 2007

Confianza

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Hoy al saberme una descarriada santa y escuchar la misericordia celeste de Dios sentí que podía lanzarme de espaldas y flotar en el cielo sostenida por los ángeles de mi Señor.

Celebración

Yo te celebro como quien abre los ojos tras lo que pensó suicidio y ve al médico que le ha salvado la vida, como quien da gracias por respirar y tener cuerpo maltrecho, pero carne al fin, como quien iba directo al ángel de la muerte en aguas negras y recibe de golpe una brisa de aire fresco.

Manual de Instrucciones de Pamela Catalán (actualizado al 4 de septiembre de 2007)

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1. Usted está tratando con una poetisa, es decir, una mujer que escribe poemas, es creativa y tiene una visión particular de las cosas. 2. Esta mujer acaba de cumplir 30 años y, al contrario de algunos al cumplir la misma edad, se siente contenta de hacerse adulta y de no cometer los mismos errores de cuando tenía 20. 3. Como acaba de salir de una relación amorosa con la que creció mucho, se siente guapa, entretenida y lúdica. Tiene ganas de pasarlo bien (lo que se relaciona directamente con la formulación, escritura y envío de este manual de instrucciones). 4. El único horizonte de Pamela Catalán Segovia –a la hora de esta actualización– es alegrarse por las “cosas” buenas que van pasando por su vida (como usted, por algo recibió este manual), darle gracias al Dios en el que confía y dejar que la vida siga su curso y vaya por donde debe ir. Por su atención, muchas gracias.

Como la fuente...

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Todas las cosas que extraño: tus pies helados cuando te metías en la cama, que hablaras dormido como si tus sueños fueran reales, tu pelo largo y corto, la guatita que estuvo creciendo en el último tiempo, que no me dejaras poner música tranquila en el computador, la tactofobia de cuando te enojabas, Tú, haciéndome el amor a golpes que nunca me hicieron daño, que leyeras hasta tarde mientras yo dormía, que me escribieras cartas y papeles que dejabas por toda la casa, que me llamaras “cabra lesa” y “cabrita rica”, que me leyeras poemas de Trakl y Celan, que me abrazaras cuando tenía miedo, tu amor por tu madre y por la vida, esa conexión que sentías con los mapu, que te enojaras cuando hablábamos de política, tus sobrinas y hermanos, tu piel con olor a Santiago, nosotros yendo al supermercado y caminando por las plazas, tu voz, Mauro, tu voz, tu alma, tu amor.