Como Mercurio y Psique...


Eras tan hermoso
cuando me amabas
y tu risa hacía una danza
circular alrededor mío
y me decías miel
y tu cuerpo de tierra
se enredaba en mis aguas blancas
y hacíamos lodo de oro
de esquirlas de cosmos
hilos de plata con filos romos
canto de coro
de un Azul Infinito
como dos hermanos
de rodillas y manos
mirándose frente a frente.

Comentarios

Anónimo dijo…
Realmente hermoso.

Hay quienes dicen
que no somos quienes realmente somos
hasta que llega el invierno,
la soledad,
es entonces cuando
verdaderamente afloramos
y hacemos arte.

Lástima que sea necesario que suframos para poder crear algo bello, el arte es realmente un sacrificio, como la música; cuando nosotros disfrutamos de un concierto nuestros amigos músicos lloran, pues su vida está vacía y llena de dolor. Es así como funciona este mundo, a porrazo limpio se aprende, y por medio de dolores logramos la felicidad de otros.

Espero que esta refleccion sea para bien y no para mal, que logremos aprender de todo aquello que nos parece venenoso, y que las ponzoñas nos enderezen.

Hide
Anónimo dijo…
¿Sabes que este es mi poema preferido? (Lo sabes. Y sabes por qué), aunque es tan difícil optar; una se pierde entremedio de tus letras. Es como pasar al otro lado del espejo y no poder dejar de contemplarse, mientras por tu cabeza pasa la idea sólo la idea, de quedarse allí -de ese lado- para siempre.

Entradas más populares de este blog

UNA LÁZARO MECÁNICA

La Partera

Un poema de Dylan Thomas y de cómo lo leí...