Alexis

Todo empezó conmigo al centro de la cama soñándome encinta de mi amigo imaginario y pensé: “esta es la especie hablando a través mío, es el instinto de conservación inscrito, indeleble en mis genes”. Y todo se presentó en la coyuntura espacio / tiempo del desamor y dejé que la tierra de mi cuerpo se hiciera signo en el que Alexis dibujó estrellitas y moretones. Él hacía su trabajo de arador, movió el suelo y aireó los granos dejó al tiempo entregar sol y noche, agua y sequedad –mientras en el campo se bebía como para exorcizar toda perturbación– Y así esta semilla negra me fue inyectada con fuerza en los otrora ojos claros y ha ido poblando el territorio en su ébano duro. Y ahora no sé cómo sacarme el odio si no es a través de las palabras y la cruz que porto en el pecho pidiendo perdón (además, la semilla negra lleva humo de cigarrillo que también uso mi padre para morir) Y, repito, ahora, está manchada la vuelta a casa por los golpes e insultos que me fueron proferidos en ella Qué ma...